Un planeta es, según la definición adoptada por la
Unión Astronómica
Internacional el 24 de
agosto de 2006, un cuerpo celeste que:[1]
- Orbita alrededor de una estrella o remanente de ella.
- Tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido, de manera que asuma una forma en equilibrio hidrostático (prácticamente esférica).
- Ha limpiado la vecindad de su órbita de planetesimales, o lo que es lo mismo tiene dominancia orbital.
Según la definición mencionada, el Sistema Solar consta de ocho planetas: Mercurio,
Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Plutón, que hasta 2006 se
consideraba un planeta, ha pasado a clasificarse como planeta enano, junto a Ceres,
también considerado planeta durante algún tiempo, ya que era un referente en la
ley de
Titius-Bode, y más recientemente considerado como asteroide, y Eris, un objeto transneptuniano similar a
Plutón. Ciertamente desde los años 70 existía un amplio debate sobre el
concepto de planeta a la luz de los nuevos datos referentes al tamaño de Plutón
(menor de lo calculado en un principio), un debate que aumentó en los años
siguientes al descubrirse nuevos objetos que podían tener tamaños similares. De
esta forma, esta nueva definición de planeta introduce el concepto de planeta
enano, que incluye a Ceres, Plutón, Haumea,
Makemake y Eris; y tiene
la diferencia de definición en (2), ya que no ha despejado la zona local de su
órbita y no es un satélite de otro cuerpo.
En un sentido general, puede afirmarse que una estrella es todo objeto
astronómico que brilla con luz propia.
Adecuadamente, de un modo más técnico y preciso, podría decirse que se trata de
una esfera de plasma, que mantiene su forma
gracias a un equilibrio de fuerzas denominado equilibrio hidrostático. El
equilibrio se produce esencialmente entre la fuerza de gravedad, que empuja la materia hacia el centro de la estrella, y la presión que hace el plasma hacia
fuera, que tal como sucede en un gas, tiende a
expandirlo. La presión hacia fuera depende de la temperatura, que en un caso típico como el Sol, se mantiene con el suministro de energía producida en el interior de
la estrella. Por ello, el equilibrio se mantendrá esencialmente en las mismas
condiciones, en la medida en que la estrella mantenga el ritmo de producción
energética. Pero dicho ritmo, como se explica luego, cambia a lo largo del
tiempo, generando variaciones en las propiedades físicas globales del astro, que
se conocen como evolución de la estrella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario